Pez con un sueño

¿Que pasa si un dia un lobo se cansa de ser solitario? ¿si a un pez se le ocurriera que volar es lo que siempre ha deseado?

Manías



Me angustia este silencio que acompaña mis pasos,
el ruido de la ciudad y sus frases sin sentido,
el sol sin compartir y los trenes con retraso.
La rapidez del termómetro para subir en el verano.

Me quema la piel no verme en su sonrisa
y el dolor que provoca enfrentarse a una hoja en blanco,
la tinta que habla de lo que a nadie hace falta,
las patadas de un niño a una lata vacía.

Me desespera la falta de preguntas por la escasez de respuestas,
las líneas rectas y el misterio de algunos desayunos
los sueños que se pierden en las almohadas,
las miradas en la espalda y la última palabra.

Me duele acariciar hasta sangrar el recuerdo de tu mirada,
encontrar  en las aceras rastros de tu nombre,
arrancar las uñas a las noches que llegan sin mañana,
que me robaran una brisa de aire fresco aquella tarde de diciembre.

Le tengo miedo a algunas frases y las noticias por la mañana,
al espacio que dejaste a mi izquierda y la luz directa,
a que nadie escuche o malentienda estas palabras
y haber causado una herida buscando que te quedaras.

Me entristecen los domingos que se quemaron y despertar en las madrugadas,
la distancia y que no haya dudas después de clase,
que el dinero sea necesario para comprar amor al alba,
que este amor asustado y desgastado no te alcance.

Me da vértigo algún cruce de miradas, cerrar los ojos contigo dentro,
el ruido del algodón al separarse y que no vuelvas esta tarde,
desangrarme por lagrimas que provoca el viento
y estas palabras que no quieren suicidarse.